miércoles, 26 de mayo de 2010

Juan José Padilla y Samuel, al natural en Madrid

Juan José Padilla toreando al natural hoy en Madrid/Foto: Cabrera



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A la corrida de Samuel le costó romper. Tanto, como tres toros. Los tres primeros, cada uno en su aire, mansearon demasiado, asomaron con el depósito de casta bajo mínimos y convirtieron la primera parte de la corrida en un espectáculo pesado y mecánico.

El toro que abrió plaza, estrechísimo y chico, se tapaba sólo por la cara. El toro apoyaba mal, blandeó en exceso y le recriminaron no pocas veces. Padilla se lo sacó en un largo inicio de faena y se puso por las dos manos, pero el animal no quería y no podía.

El segundo, para Encabo, huyó lo que no está en los escritos. Doscientos capotazos le dieron al toro y no consiguieron fijarlo. Tampoco Encabo, que dejó que se fuera a toriles y allí trató de pegarle un par de series sobre la diestra, aprovechando el viaje y la inercia. Antes había sufrido un desarme con la zurda. Y mató horrorosamente mal, como haría después a su segundo.

De los tres primeros, el de Iván García fue el que más se dejó, o el que al menos aguantó un poco. El toro era noblón, aunque se defendía y tomaba los engaños por arriba. Tras un buen inicio por bajo, el madrileño se puso por la diestra, donde llegó una serie buena. Al hilo, tratando de ganarle la acción en el segundo muletazo. Pero ahí terminó todo. El de Samuel se fue aplomando y el ánimo del de Móstoles también, que no terminó de confiarse ni de ponerse de verdad. Y también dejó una estocada en los blandos.

La tarde cambió de signo con el cuarto, un toro muy largo y ofensivo por delante, muy en Gamero. El de Samuel se dejó pegar con fijeza y Padilla, que salió a recibirlo con largas de rodillas, dio orden de que no lo pegasen. Había visto al toro.

El de Samuel se desplazó bien por el pitón izquierdo. Se movió más que los tres primeros y tomó los engaños por abajo. Tenía tendencia a salir suelto, pero Padilla estuvo muy habilidoso para ganarle la acción, buscarle para el siguiente muletazo y echársela al hocico.

Juan José sorprendió en Madrid. Un toro le permitió torear y el jerezano se templó. A gusto, toreando con poso, le cuajó tres series buenas de verdad con la zurda. En el terreno y la distancia que marcaban el de Samuel, que era la segunda raya. Provocándolo, trayéndoselo y soltándolo largo y atrás. Con limpieza y temple.

La gente entró con él en la faena y llegaron a pedirle la oreja. Pero la estocada, mortal de necesidad, viajó abajo. Quizá sea el argumento para denegarle el trofeo. Padilla, muy consciente del reto que suponía tornar las lanzas en cañas, cumplió con una calurosísima ovación y decidió no dar la vuelta al ruedo. Cosas de la madurez, que también enseña.
El quinto fue el más hondo y cuajado de la tarde.

El toro, que manseó lo suyo, tuvo guasa y salió siempre desentendido y frenándose, sin terminar de pasar. No ayudó a ello que Encabo no lo viese y no se pusiese en una faena en la que le enganchó mucho la tela y en la que no supo cómo meterle mano al toro. Se dobló y volvió a dejar un rosario de pinchazos bajos. Mal.

El sexto fue otro toro bueno, también por el pitón izquierdo. Iván García inició de nuevo doblándose la faena y se lo sacó afuera, donde el de Samuel embistió. Pedía sitio y se lo dio el madrileño, que sin embargo no se convenció de la cosa hasta el final de su faena. Empezó a tomarle el pulso cuando el de Samuel había regalado ya un puñado de embestidas por la zurda, sin que aquello explotase, que fue a mitad del lío.

Cuando la plaza ya estaba metida en la faena, Iván cambió de mano y volvió a la diestra, donde el toro no iba ni quería tanto. Se cayó a plomo la cosa. Y no fue hasta después de coger la espada cuando volvió a ponerla por la zocata... y el toro embistió por abajo y bien. Esa serie fue la mejor, y fue buena de verdad, pero llegó cuando el tren sólo dejaba ver el vagón de cola.

MADRID, 26 DE MAYO

20ª de San Isidro. Lleno.

Un toro de Manuel Agustina López Flores (1º), terciado, flojo y manejable. Y tres de Samuel Flores (2º, 3º y 4º). Manso el 2º. 3º manso pero manejable. 4º de buen juego. 5º complicado. 6º noble y de buen juego.

Juan José Padilla, silencio y saludos tras petición.
Luis Miguel Encabo, silencio y silencio.
Iván García, silencio y palmas tras aviso.

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