lunes, 19 de abril de 2010

¿CUANTA RAZON HAY?

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Por: Giovanni Cegarra

Venezuela

Las cosas del toro siempre han sido por demás difíciles pero no imposibles y al menos en Venezuela, ha vivido y vive momentos circunstanciales en los que la gloria ha tenido su cúspide, se han sentido altibajos protagonizados por quienes están inmersos en la organización del espectáculo como tal y desde hace algunos años para acá, estos sube y baja, ha tenido un actor, un protagonista, que no es otro que el Rey de la Fiesta: el toro.

Mentira no es lo anterior y tampoco es mentira, que en las principales Ferias Taurinas de Venezuela, no hemos visto al toro, con edad y peso reglamentario y muchos atinan a preguntar, ¿cuál es la razón de ello?.

Infinidad de respuestas se escuchan y cito algunas, "los vientres en las ganaderías están cansados", "no se renovan los sementales", "no se puede importar pajuelas de casta", "no se ha renovado sangre en las dehesas de las ganaderías venezolanas", y en honor a la verdad, ¿cuanta razón hay?.

Por eso observamos en las corridas de toros que se dan en Venezuela, de un tiempo para acá, salvo cuando vemos ganado colombiano, unos novillos disfrazados friamente de toros, a expensas de las Comisiones Taurinas, bajo la excusa de que "es que no hay toros", "un encierro cuesta un ojo de la cara".

¿Cuánta razón hay en esto?.

Punto álgido para un empresario a la hora de montarse en la organización de una o varias corridas de toros para una Feria Taurina Venezolana y es que un toro "de casta" tiene un costo unitario promedio de 30 millones de bolívares (incluyen en el precio, lo de la crianza y alimentación, cuidado, etcétera) o 30 mil bolívares fuertes en la nueva denominación monetaria venezolana, un exabrupto en todo el sentido de la palabra porque cuando lo observamos en el ruedo, da lástima decir que es un toro, es todo un novillo bien maiseado con su excelente disfraz de toro.

Dirán que estoy defendiendo a los empresarios taurinos pues no, dirán que la tengo agarrada con los ganaderos pues tampoco. Simplemente y llanamente, pensando las cosas que se avecinan en el país con esto de la coyuntura económica política que convivimos, o sentamos cabeza en la Fiesta Brava o zapateamos para otro lado.

En estos momentos está de moda entre todos los taurinos venezolanos, la unidad en bien de la Fiesta Brava, celebro la iniciativa que no es nueva solo que como todos halan para el lado que les conviene pues estamos desperdigados y en el despelote, los ganaderos de lidia en Venezuela están poniendo la torta bien empastelada con esos precios exhorbitantes que cobran por un encierro "de unos bichos que dan lástima torear" dijo un buen amigo y de lógica, los matadores de toros le hacen asco al novillo toro y los grandes perjudicados son el aficionado, ese que paga por un buen espectáculo y naturalmente, la Fiesta Brava.

Unidad sí, pero pongamonos de acuerdo dentro de lo nuestro, afinemos estos detalles esenciales en la Fiesta Brava, hay muchos y nos faltaría espacio para decirlos, pero vayamos corrigiendo porque muchos ven lo taurino, como una fuente de ingresos fáciles a costa del salvar el espectáculo y por el contrario, contribuyen, como en el caso de los ganaderos de lidia, a entorpecerlo y disfigurarlo con unos encierros de poca monta, una pata coja en lo taurino que hay que enderezar, lo demás es cuento.

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