Por: Giovanni Cegarra
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La política daña todo en cualquier parte del mundo y si bien es cierto que los políticos son necesarios en cuestiones de Estado, dependiendo del grado de honestidad e imparcialidad que tengan y vendan en tiempos de campaña, también es cierto, que los políticos deben quedarse con su política sea honesta o sucia y no deben meterse con las costumbres, tradiciones, cultura de los pueblos.
Cierto es.
La política por muy honesta que la pinten siempre tiene sus ribetes sucios, esos que hoy salpican a la Fiesta Brava y es así como observamos, escuchamos y leemos, decisiones insensatas e incoherentes de políticos de pacotilla criticando y atacando a lo taurino, esos mismos que hemos visto en las corridas de toros en tiempos de campaña, dándose el figurón de taurinos y captar el voto popular que necesitan para alcanzar el poder político y ahí sí, lo taurino tiene valor para ellos.
Muy cierto es. Los vividores de la política la emprenden contra las costumbres y tradiciones de los pueblos, ya no les interesan, atacan y prohiben como Legisladores de mala muerte, lo que en su campaña electoral utilizaron para ganar imagen pública, obtener el voto del populacho, como dicen algunos de estos nefastos políticos que tenemos en todo el mundo y que en mi país, hay como arroz picado.
Estos políticos de baja monta, han dado un zarpazo a la Fiesta Brava, nos agarraron sin confesión pero se han ganado, el desprecio mundial, con su nefata decisión y marcados han quedado, con el hierro candente del repudio taurino mundial.
Entiendan esto, la llama taurina ahora está más flameante y encendida en todo el mundo, jamás podrán apagarla porque los taurinos estamos claros, que esta pelea no la tienen bien ganada y le devolveremos la bofetada en buena lid.
Cierto es, la Fiesta Brava jamás morirá.
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